Conil es un pueblo ubicado en una colina, a la orilla del mar. Desde la playa de los Bateles, llegando a la desembocadura del Río Salado, merece la pena detenerse al menos unos segundos y admirar el encanto de este pueblo blanco que se alza frente a su costa. Es una de esas instantáneas que se graban en la retina para siempre.

Pero también desde distintos puntos del pueblo se pueden encontrar instantáneas espectaculares. Por ejemplo, muy muy cerca el Hotel Leonor, en la calle Río Conilete, se encuentra un mirador poco conocido dirigido al este. Desde allí se divisa El Palmar, la Torre Castilnovo y Vejer.

Otros miradores más conocidos son el Mirador del Jabeguero, el de la Atalaya o el del Roqueo. Pero entre estos dos últimos, merece la pena recorrer un paseo muy agradable marcado por pasarelas de madera que nos lleva hasta el mirador de la Fontanilla y acceso a la playa.

Otro paseo muy recomendable es el que comienza en el mirador del Roqueo y recorre el acantilado de Roqueo-Fuente del Gallo alcanzando por fin esta tradicional playa en la que también encontramos un mirador espectacular sobre todo con las altas mareas en invierno. Poder disfrutar esta mansa playa en verano y tener la oportunidad de compararla con sus bravas olas rompiendo sobre la bajada de piedra en invierno, es una auténtica maravilla.